¡Cómo me gusta mirar los peces
con su serenidad y vitalidad
aleteando, respirando por sus branquias
alejados de los ruidos fuera del agua!
Sin que les diga ni me digan
tan solo admirando su tranquilidad.
Por un momento soy pez que nada
un pez que no sabe qué hago mirando
Y mirando el pez que todo extraña,
una lágrima que jamás en él caerá.
Rosa Mª Villalta Ballester.
Lindos los peces.
ResponderEliminarPues Rosa, si quieres ver peces
te invito a mi casa, tengo tres acuarios.
Estupendo post.
Besos!!!
¡Qué gusto! ¡Qué paz!
EliminarGracias A. Javier.
Un placer tu visita.
Saludos.
Precioso poema.
ResponderEliminarFelicidades, tu alma se mueve igual que él.
Un beso.
Muchas gracias Amapola por tu compañía y apreciar ese movimiento.
ResponderEliminarSaludos.