Este cuerpo habla y algo quiere,
y el pensar apenas le entiende.
Apenas comprendo ciertas cosas
a pesar de los años y espacios.
Ahora sé que mi cuerpo rebelde
emerge con su vibrar y demanda.
El pensamiento apartarlo desea
pero la energía fluye y no cesa.
A la bella y serena luna pregunté
qué grita el cuerpo que no entiendo
y esperando de ella un por qué
al sol me dijo que fuera también.
Y al sol mis brazos alcé
sintiendo su energía y no un porqué,
cerrando mis ojos por no poder ver
y sintiendo desde mis pies un correr:
una energía que desde mis pies sube
y siento cómo recorre mis piernas,
cómo ese fuego abrasa mi pelvis,
y siento por todo mi tronco recorrer
hasta sentir mis pechos expresarse
sintiendo cada poro de mi piel,
hasta llegar a mi inquieta cabeza
cuyo pensar no logro detener.
Pensamiento y sensación emergen
y ambos necesitan su lugar.
Quién de los dos tiene más peso
quién de ellos puede su esperar.
Sin duda todo mi vibrar reclama
sin cesar el fuego he de apagar
sin pensar y sintiendo y deseando
dejando fluir lo que entra natural.
Y el fuego me ahoga, me aprisiona;
y pensar me detiene, me bloquea.
Siento ... siento ... y pienso ...
Dejarme llevar no hace ningún mal.
Y es el fuego el que domina
y es mi cuerpo quien sin desear
reclama y reclama su libertad.
Y siento cómo la pelvis arde,
cómo vibra, cómo ahoga su sed.
Cómo la sed de mis pechos brota
y desean explotar porque se ahogan.
Y siento cómo se contrae la vagina,
cómo esa fuerza inmensa domina,
cómo no puedo detener esa vida,
cómo el pensar no cesa su pasar,
y cómo, dejando pasar la energía,
se alivia el pensar y se va al placer.
Al cuerpo que tengo y que siento
acepto y le dejo su buen recorrer,
dejando que fluya cuanto surja
sin que el pensar detenga su ruta.
Al cuerpo que tanto he rechazado,
a ese cuerpo que bloqueado estuvo,
recibo y quiero con gratitud su rumbo
dejándole libre y dándole gusto.
Al pensar, que corroe y paraliza,
le hablo y le expreso con justicia
que muchos años me ha acompañado
pero que el cuerpo también es cosa mía.
Al pensar le recibo con orgullo
al convivir con ese cuerpo que vibra,
pensando en vivir cada sensación
sin pensar la sensación, tan solo vivirla.
Rosa Mª Villalta Ballester.