Seguidores

miércoles, 10 de julio de 2019

EN MI VIAJE



De nada sirve lamentarse de lo que no se ha hecho o no se ha logrado. De nada vale dejar este mismo instante soñando en algo sin hacer nada. De nada vale la compañía si no se sabe apreciarla.
Cuando se entra en bucle de ver las cosas de una manera nefasta, entra el miedo, la angustia, el deseo incesante de dejar de experimentar este estado.
No hay peor medicina para el ser humano que la soledad; pero, lamentablemente, la soledad en muchas ocasiones es un aislamiento impuesto no escogido, es una circunstancia que consume, que hace al ser humano vulnerable.
Y por esa soledad, por ese buscar compañía, también se cometen inmensos errores que muchas veces cuestan la salud.
¿Quién no ha confiado sin tener que hacerlo en personas que luego han sido una verdadera pesadilla? ¿Quién no ha buscado ese ser con quien comunicarse? 
De acuerdo que lo más importante es tenerse uno mismo, contar con la persona en sí; pero, como humanos que somos, como seres sociales, ¿no es importante la comunicación?
¡Cuántas y cuántas veces se dice a quien no encuentra esa media naranja, esa persona que la quiera, "sal y busca", "si no buscas no la encontrarás"!
Desde mi punto de vista, no hay mayor error que esta expresión. ¿Desde cuando el amor, el cariño, la compañía se busca? ¿Acaso hay que ponerse un cartel en la puerta de un supermercado expresando "soy persona sola, ¿me dan compañía, amor, ...?"
De siempre me ha molestado esta ya no expresión, esta forma de pensar. Está claro que la compañía, el amor, no se encuentran sin relación alguna; pero también es cierto que por mucho relacionarse, salir, no es sinónimo de hallar.
Para mí, tanto una buena amistad como un buen amor, se hallan sin buscar. No se puede forzar si el cariño ni la confianza. 
Con el paso de los años, he aprendido a separarme de quien no disfruta de mi compañía aunque yo sienta lo contrario. Y a separar una persona conocida de una amistad que con tanta facilidad se dice. He aprendido que no es cuestión de salir, conocer por llegar a amistad o relación, buscar. Al menos, los años eso me han demostrado.
Hay personas que sin ser simpáticas, sin tener sensibilidad ni dar confianza alguna se rodean de personas con las que contar. Y otras que, repletas de sensibilidad, cariño, lealtad, confianza, comprensión, ... no cuentan mas que consigo mismas ni tienen a nadie con quien compartir algo.
Y sí, es triste y lamentable, como otras tantas cosas en la vida.
Ahora prefiero aceptar mi realidad, me guste o no me guste; prefiero dejar la confianza instintiva a un lado, aprender a desconfiar y a ser más reservada. 
En este viaje que emprendí, que hago con una simple maleta, deseo hacerme fuerte y saber que no todo vale. Que hay personas con máscaras que saben aprovecharse de quien desgraciadamente no saber ser reservada ni mentir.
Que hay que relacionarse en la medida de las posibilidades; y que mejor es la soledad a estar con personas que aparentan agrado.
Este viaje lo emprendí sola sin saber hacia dónde pero sí por qué. Sé que, como adulta, tengo la responsabilidad de mi vida la cual nadie puede asumir.
Que siento rabia, agotamiento, hastío; pero que solo con esto nada voy a obtener.
Este viaje lo realizo a solas; y durante el mismo veo que hay personas que se paran a saludar, a expresar, a interesarse por lo que comparto. No obstante y, tras el error cometido con el tiempo que me llevó a abandonar este espacio, vuelvo a intentar estar aquí; solo que ahora ya no soy esa persona confiada que se enternecía ante cualquier expresión de cariño. Ahora soy una adulta que camina sola en un viaje duro y amargo y que no busca mas que dejar de ser quien fue. Ya no desea ese ser tan estúpido que fue, que se dejaba llevar por cualquier expresión que le hacía confiar.
Ahora sabe que tras unas palabras, quien expresa algo, puede haber una máscara que oculta la verdadera esencia de ese ser.
Y ése va a ser mi sino: desconfiar para evitar caer como caí. 
En este viaje solo deseo sinceridad. Y también sinceridad conmigo misma que he aparcado siempre mi verdadera esencia.
Quizás es tarde, me da igual. Ya nada pierdo por realizar esta experiencia.
Seré feliz si dejo de ser aquel ser que fui y del que muchas personas aprovecharon la inestabilidad y la irresponsabilidad que formaba parte de mí.

En este viaje deseo des-aprender muchas cosas que durante tantos años me han enseñado y que no considero buenas en este mi verdadero sino.
Des-habituarme de cuanto me ha intoxicado y perjudicado a lo largo de mi vida.
Llenarme de cuanto me permite continuar este trayecto aunque esté repleto de obstáculos.
Y, sobre todo, vivir la realidad: dejar de estar en una fantasía que no existe ni existirá.  Avanzar, aunque sea despacio. Y parar cuando sea necesario.

Llenar la vida que amanece hoy de nuevo de cosas que no me entristezcan ni me aparten de las cosas bellas que pueden existir.

Rosa Mª Villalta Ballester


1 comentario:

  1. Todo lo que expresas es señal de madurez, de asimilar las experiencias de la vida aunque estas no siempre hayan sido gratas. A todos nos presenta desafío el vivir cada día, a algunos más a otros menos, pero siempre hay obstáculos que sortear. Como bien dices, el amor no se busca, llega y sin esperarlo, las amistades igualmente, al menos esas mas sinceras y perdurables. Pero es un gran paso entender todo eso y ser consciente de ello. Hay que seguir viajando sin perder las esperanzas y disfrutando del camino aún con sus dificultades.

    Un beso dulce Rosa.

    ResponderEliminar