(imagen de la red)
Por un momento, detengo el pensar;
dejo de tener, de poseer, de creer;
ni espero, ni persigo, ni pretendo;
y me convierto en el frío del invierno,
en suave y delicada brisa primaveral,
en el otoño que tras un estío seco,
deja al aire sus secas hojas arrastrar.
Por un momento soy intenso son
que tras delicado rozar de su piel
baila cual inesperado movimiento
dejando libre albedrío al pensamiento
sin escuchar la más mínima razón.
Por un momento ni siquiera soy yo
quien continúa este instante divino
ni soy dueña de este único momento
en el que solo yo me dejo y me siento.
Por un momento nula es mi acción
tan solo es ese instante secreto
sin llave ni clave para detenerlo
no soy mi dueña soy desenfreno
soy lava que volcán libera y desata.
Tan solo yo vivo ese único instante
hallándome en mágica desmesura
a nadie detengo nadie me detiene.
Tras ese momento soy la misma
pero liberada, serena, razonada.
Tras ese momento, la realidad llega;
pero ese instante, todo compensa.
Rosa Mª Villalta Ballester