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jueves, 19 de marzo de 2020

AUSENCIA

Estos días en que la sociedad se ha de cerrar, ha de dejar la vida social, el estrés laboral, el encuentro de pleno con el ocio, con sí mism@, la familia, ... para la gran mayoría supone un serio problema; pero, para una minoría, supone un respiro, un encontrarse consigo, una ausencia de obligación de estar con otra persona.
Para la gran mayoría, lo más natural, es estar junto a otras personas, hablar, discutir, besarse, abrazarse, ...algo que para una menos mayoría supone relajarse, estar natural.
Esta situación para muchos traumática, para la gran mayoría, para una no tan mayoría supone una realidad diaria. 
La ausencia de compañía, de una amistad, de un beso, un abrazo, una caricia, algo tan natural pero que ciertas personas carecen.
Sí, se puede vivir sin esos besos, sin esas caricias, sin esa pareja, sin esa amistad; se puede vivir en soledad aunque no sea lo más deseable.
Y quien ha aprendido a vivir de esta manera, vive con menor angustia estar encerrado por necesidad, porque esa persona está encerrada siempre no por voluntad sino porque sea el azar, la casualidad, o qué se yo, así lo determinan.
No obstante, no termino de comprender ese agobio, ese desespero que ya se manifiesta en el quinto día de alarma; sinceramente, ¿es la persona tan dependiente de salir,  de empezar a poner música a tope por redes sociales como forma de animación cuando a lo mejor se está molestando a vecinos que están descansando o necesitan tranquilidad? ¿cómo se entiende esa necesidad tan manifiesta de contacto aunque sea digital cuando al subir al autobús por ejemplo las personas no se saludan siquiera ensimismadas en sus móviles o tablets? 

Ausencia de obligación laboral, ausencia de horarios, ausencia de relación social, ausencia de ... objetivo, necesidad, anhelo.
Quizás este período de confinamiento sea una señal para apreciar realmente el valor de la vida y el valor del tiempo.

Y, desde este confinamiento, espero se supere la pandemia y se recobre una vida ... una nueva vida que antes no era.

Rosa Mª Villalta Ballester

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