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lunes, 24 de diciembre de 2018

PRESENCIA Y AUSENCIA


(imagen tomada de Google)

Durante esta noche, muchas familias se reunirán bien de manera armoniosa y de buena gana; otras por tradición pero sin ningún interés por la reunión; y otras tantas que acaban discutiendo y con enfados.

Ahora, hoy, me pregunto cuántas personas son esperadas, son deseadas, cuántas son echadas de menos.
A lo largo de este año, si algo he aprendido es precisamente eso: a que se valore la ausencia más que la presencia.
La mayor parte de las veces, el hecho de tener presente a las personas, hace que no se les valore como habría que hacerlo.
¿Acaso hay que esperar su ausencia para saber su valor?

Posiblemente esta prueba tenga resultados inesperados, buenos o malos.
Y si algo he hecho es, precisamente, el imponer mi presencia. De nada sirve el querer estar con personas que no quieren la tuya. Me ha costado muchísimo el aceptar y asumir este hecho; pero, vale la pena hacerlo. Ahora soy consciente que quien no desea mi compañía no la tiene y quien la quiera la tiene. Así nadie sale perjudicado. Nadie tiene que aguantarme y yo no me siento mal junto a quien no está a gusto conmigo.

Y también resulta interesante darse cuenta que, tal vez, con quienes queremos estar o creemos querer estar, son quienes menos nos hacen pasar buenos momentos. Y aquellos que no apreciamos son quienes mejor momentos nos pueden hacer pasar.

Porque la vida no es mas que eso: momentos que pasar y cuanto más agradables sean, mucho mejor. Y mejor estar en soledad que en compañía  que no desean la mía.

De la misma manera que la presencia se valora con la ausencia, la soledad se valora tanto más cuanto la compañía no sea mas que algo superficial.

Y algo muy importante: es mucho mejor considerar la presencia de la soledad que la de una superficial compañía. Nuestra soledad es nuestra identidad la cual no ha de perderse jamás.

Teniéndose uno mismo, se puede llegar a cualquier meta. Dejando la soledad por estar en compañía, se pierde la verdadera esencia de la persona.


Rosa Mª Villalta Ballester.






2 comentarios:

  1. Debemos valorar la presencia de las personas mientras las tenemos cerca, nadie sabe cuándo nos tocará partir y a veces no somos correspondidos, pero es importante haber estado para quienes amamos, porque cuando ya no están, sabemos que hicimos todo lo posible y los buscamos, eso da mucha paz en las ausencias, de quienes partieron definitivamente. Y el que quieran o no estar con nosotros, eso es opción de cada uno, hay momentos que priorizan otras cosas o personas, pero siempre es mejor intentarlo. Un gran abrazo.

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  2. Yo, asumo mi soledad,no estos días sino todo el año. Y no quiero quejarme. Escribo -que no es poca cosa-, ando aún sin arrastrar el culo y tomo algún que otro café.
    Un beso para ti my fuerte Rosa Mª

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