Seguidores

domingo, 10 de diciembre de 2017

CONTRADICCION

Me angustia ir mañana a trabajar. Me siento desganada, sin fuerza, sin ánimo alguno.
Y mucho por hacer. Responsabilidad, obligación, compromiso, ..., me envuelve el pensamiento sin hacer nada. 
Cuando entro en esta disposición, siento una inmensa separación que he de tratar de aunar. 
Es fácil la expresión de que ni es todo blando ni todo negro, que entre ambos hay una gama de grises. Jamás he podido saber qué es eso. Porque o estoy excesivamente activa, o estoy en exceso plasta. 
No soy dueña de lo que quiero hacer o hago. Lo hago porque sí. Me obligo a hacerlo. Ni tampoco soy dueña cuando me invade el insomnio y paso horas y horas sin poder levantarme.

No me gusta ser como soy, actuar como actúo. Soy alguien que jamás aceptó ser quien es: ni niña ni rechazada.
Ahora soy una mujer gruesa y mayor que continúa sus pautas de vida, sin hacer algo diferente, sintiendo que su vida se le escapa y que no deja de ser una línea continua porque los días son idénticos.

Jamás me he soportado ni lo hago ahora. Me fuerzo a continuar una existencia que nada me dice y a la que nada aporto.

Y en esta existencia en la que me veo inmersa, trato de controlar las polaridades y las contrariedades que soy. Ni soy la una ni soy la otra. O soy las dos al mismo tiempo.

Jamás podré comprender cosas que he hecho y que no me han gustado y continuaba haciendo. Y lo peor: nada he aprendido de cuantos errores he cometido.

Soy presa fácil para quien trata de manipular emocionalmente. Lo he sido años y años. Y no estoy convencida de no volver a serlo.

Ahora, en este viaje, estoy a expensas de cualquier ser, ante cualquier situación que aun no gustándome acepte.

Y ya no quiero continuar siéndolo. He de ser fuerte, aunque no tenga fuerza alguna. Ahora, eres tú misma, quien ha de percatarse y reaccionar. Ahora, eres tú, quien decide reaccionar o dejarse llevar.

Por eso es importante este viaje; por eso, aunque no me apetezca, voy a continuar.

Conmigo mi pequeña y valiosa maleta. Y yo misma.  De momento, mejor que nadie se haya cruzado. No tengo ganas de pensar.  Tampoco de hacer esfuerzo alguno.

Así que escucharé mi cuerpo. Si se resiste, no lo forzaré. Quizás, en otro momento, otro día, me sienta mucho más ágil y activa.

Un viaje, sin prisas, hasta donde llegue. Importa el hacerlo.


Rosa Mª Villalta Ballester