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miércoles, 19 de diciembre de 2018

INVIERNO




Es invierno. Y llega la Navidad. Es curioso, pero nunca me ha gustado la navidad asociada a las comidas copiosas, reuniones formales, regalos, compras ...
Y en este mi viaje en solitario soy feliz, sí, feliz por no tener que fingir alegría, por no tener que asistir a reunión alguna, por no tener que comprar y comprar y comprar.
La maleta que va conmigo lleva lo que necesito. Decidí hace tiempo tener aquello que necesito y nada más. El invierno lleva consigo el solsticio, el día más corto, la noche más larga; en cierta medida, va más conmigo dado que soy reacia al sol. Y tampoco aquí hace un frío para no salir.
Echo de menos una aldea, algún paraje donde nieve y salir en la noche y poder observar el cielo y sus estrellas, en medio de la oscuridad. ¡Eso debe ser tan ... tan estupendo!
Pero como todo cuanto pienso no deja de ser una fantasía, puesto que eso es imposible de realizar. Imposible estar en un paraje a solas sin que corra en riesgo la vida. 
Hay cosas lejos de poder ser real, cosas tan hermosas que delimitan algo tan hermoso como bello.
Cuando se dice que la persona decide, indudablemente lo hace, pero bajo ... ciertas circunstancias. No se es libre. La libertad de algo tan sencillo como la soledad en medio de un paraje natural es tan arriesgado que mejor ni intentarlo.
Ahora soy feliz, me llena aquello que tiene que ver con la naturaleza, con el paisaje, la noche, la madrugada, el día, el cielo, el sol, ...
Lejos de sentirme desdichada por la ausencia de compañía fuera de la familiar, me siento dichosa de poder percatarme de todo aquello que es tan simple y tan hermoso, aquello que cuanto más soledad, más y mejor se percibe.

Invierno. Algo tiene o ha de tener que me haga salir en su busca. 
Tal vez el frío de la mañana sobre mi piel, el temprano anochecer que me aleja del sol del que huyo, el sentir el calor en la cama escuchando la radio un domingo o un día de vacaciones ...
Así también la navidad ha de tener algo diferente que las compras, las comidas, .. ¿Qué cosas puede tener buenas la Navidad Rosa? ¿Buenas? Quisiera verlas, pero es que solo me trae sentimiento de tristeza, de despedida, de otro año, de haber cada vez menos personas entre nosotros, ..., no, no hay cosas buenas desde mi punto de vista.

Por eso continúo el viaje sin más. Por eso no ceso de viajar, de enriquecerme como persona, de explorar nuevos caminos, nuevos enfoques, nueva maneras de mirar el ahora.
Invierno: momento en que sigo mi viaje.
Navidad: momento en que no siento obligación de; siento temor a, duda y desconcierto.

Quizás por un momento, aunque sea en mi imaginación, me imagino en un paraje nevado, montañoso, oscuro de noche cerrada, sola, frente a la vida, sintiendo caer los copos y, al pie de un árbol, sentada miro al cielo y le hablo ... y me habla.



Rosa Mª Villalta Ballester.

lunes, 17 de diciembre de 2018

REALIDAD O DESEO




El cansancio se apodera de mí. En la fantasía soy alguien que deseo hacer y hacer y vivir. La realidad y no la fantasía me hacen sentir la impotencia y la ausencia de decisión.
¿Cómo decidir si no soy quien en mi imaginación soy? ¿Cómo ilusionarme si luego las fuerzas y la vitalidad no van al compás?
¿Para qué ilusionarme, fingir que quiero o puedo hacer tal o cual cosa si la cruda realidad es que la única cosa que hago realmente porque es lo que las fuerzas me permiten es estar en la cama?
Deseo y realidad, realidad y deseo. Deseos que no pueden llegar a ser reales porque la realidad impide que lo sean.
Por eso, hace mucho que decidí no desear o en caso de hacerlo, tener la certeza de su imposible llegar a ser.


La luz es clara y radiante,
la mirada fija y decidida,
sin un paso más que ayer
y uno menos que pudiera ser.
Reflejo del peso corporal,
de la oscura realidad que,
a pasos agigantados,
oscurece el pensamiento
y ubica la flojedad en el centro.
¡Apagad esa oscuridad inoportuna,
que llegue el fuego a culminar
y que aquello que el deseo mueve
no cese jamás de poder lograr!


Y así, en la oscuridad de la noche, cerrada, fría, sin luna, sin confianza y con gran temor, hago como que la fuerza en mí es inmensa, al menos para poder hacer que el sueño que en mí se apodera, se convierta mañana en el esfuerzo necesario para que, aunque el día sea tormentoso, pueda albergar el fuego que alumbre el centro de mi ser y aparte todo miedo y oscuridad que obstaculicen ese hacer real el deseo del arte de no abandonar.


Rosa Mª Villalta Ballester

sábado, 15 de diciembre de 2018

CONTINÚA



Mi viaje continúa solitario y triste. Y deseo convertirlo en algo más armonioso.
De alguna manera he de encontrar esa sintonía entre esa niña que dejó de serlo y esa adulta que no lo asume.
Rosa, sé tú, deja de escuchar o de pensar qué piensan los demás. El camino no es mas que tuyo. Hazlo agradable.
No mires a tu alrededor porque además, las "pistas" que ves son engañosas; sí, crees ver grupos o parejas que se divierten cuando en realidad sabes bien que el trasfondo es una superficialidad.
Hoy en día parece que hay amigos al instante. Y bien sabes por experiencia que cuanto más se tilda una de amistad, más lejos de la realidad.

Asume tu soledad, no importa la causa. Asume que viajas sola, sin nadie. Asume que no tienes a quién llamar para comunicarte, ya sea bueno o malo. 
Y aprovecha momentos como el de la foto que has hecho porque verdaderamente esos momentos son tuyos y son hermosos. 

Si bien por naturaleza la persona es sociable, también es verdad que nace sóla y muere sóla. Y una decisión es de cada cual ya tenga pareja o amistad o tenga infinidad de compañía.

No dejes pasar tus días lamentándote ni expresando lo desgraciada o la mala suerte que tienes por tu soledad. Quizás seas una gran afortunada que puedes mirar más allá de ti. Quizás, en esa maleta que llevas, tan sencilla y sin apenas nada, seas capaz de mirarte y, en lugar de despreciarte, de insultarte y odiarte, y darte asco, pudieras ver alguien capaz de llegar al fondo de cualquier situación, de ir más allá de la superficialidad.

La verdad, no he caído en ello. Tal vez envidio a las personas con amistades, pareja, que tienen a esa "amiga" o "amigo" y no me doy cuenta de cuán superficial es eso. Quizás en el fondo busque ser mi propia amiga y así poder ir más allá de quien soy, ir o apreciar, percatarme, de quien está junto a mí, cerca de mí y cuya situación personal todavía es peor que la mía.

Ya hace tiempo que decidí no quejarme y no ceso de hacerlo. No tal como queja pero sí como lamento.
No he conseguido realizar este viaje de una manera constante y permanente. He dejado, olvidado, esos objetivos o ese objetivo por el cual comencé esta actividad.
Vuelvo a odiarme, cada vez con más intensidad. Vuelvo, por no decir que no ceso, de mirar mi ombligo. Quizás sea cuestión de dejar mi ombligo por el camino y continuar. Quizás, vaya más ligera, tenga menos dolor y pueda llegar a ese objetivo por el cual partí.

Cuando hago esta fotografía, me encuentro completamente sóla, ya no solo físicamente sino moralmente. Y, sin embargo, ¡qué bella imagen!. También esa rosa de los vientos ahora se halla en soledad.

Soledad que cualquiera detesta, espanta, intenta deshacer a través de una malograda pareja o amistad.

¡Cuántas cosas hermosas hay con la soledad! ¡Cuántas cosas se pierden en compañía, intentando agradar, que te agraden, que suplan ese pozo oscuro que cualquiera trata de no caer!

Y si algo aprendo, es a valorar los hermosos momentos, aunque sean instantes, para ir consiguiendo esa armonía conmigo misma que me permita mirar otra cosa que no sea yo.
Por de pronto y para continuar mi viaje, dejo ya mi ombligo. Lo dejo en el camino, y continúo. Continúo. 
Sin fuerza, sin esperanza, sin deseo alguno. Continúo. 


sábado, 1 de diciembre de 2018

DEMASIADO TIEMPO

¡Cuánto tiempo sin vernos. sin hablarnos, sin comunicarnos!
Demasiado tiempo sin hacer, demasiados momentos sin aprovechar, sin hallarnos, sin darnos la mano.
Nada de reproches. No hemos estado y punto. La razón, qué más da.
Si hay algo en que ambas nos alegramos es de estar de nuevo transmitirnos algo, por nimio que sea, por triste o vacío que sea.

Prometí no dejarte, no abandonar el viaje; pensaba que no abandonaría, que estaría, que no dejaría de viajar.
Y, supongo que no ha sido muy beneficioso que me haya tomado tantísimo tiempo.
Ya sé, tienes más que motivos para no creer ya en mí.
Sí Rosa, eres demasiado ego, no piensas y miras mas que a tu ombligo.


¿Y nadie es capaz de pensar o reflexionar si lo hago por voluntad o porque no sé hacer nada más?
Odio ser como soy. Sí, mi odio y mi rechazo no es que siguen igual sino que van a más.
Por eso, tal vez, me haya puesto otra vez a viajar. Se suele decir que viajar distrae, enseña, ... 
Y yo no persigo nada en este mi viaje que no sea salir de mí y ser alguien que no consigo ser.
Ya sé, soy quien soy y se supone que debo aceptarme. Pero me es más que imposible.
Estoy cansada, harta, asqueada de mi ser. 
Continúo caminando sin compañía alguna, sin saber dónde pertenezco si es que pertenezco a algún grupo, sitio, familia, agrupación ...
Nada busco y busco. Pues de alguna manera, si empecé este viaje fue para algo o por algo. Ya ni lo recuerdo. O sí.
Tal vez sea algo tan inherente a mi ser, el caminar en soledad, el aislamiento a que me veo sometida o que debo asumir.
Todavía no comprendo porqué no me he sentido jamás bien, o más o menos bien.
Odio ser quien soy y odio continuar este viaje que, por otra parte, es algo que no tengo otro remedio que hacer.
En tanto en cuanto me despierto, ya tengo que ... no tengo gusto de o por.
Mi valentía, mi esfuerzo y mis ganas son nulas, más nulas cada vez.

¿Cuál es mi camino? ¿Por qué estoy en este inmenso universo sin saber estar, sin saber dónde voy, simplemente continúo dejándome arrastrar por los minutos, horas, días, meses, años.

El miedo se ha metido muchísimo más en mí. El terror se apodera, me bloquea y me deja sin aliento.

¡Claro que preciso acabar! ¿Para qué sufrir tanto y tanto si mi presencia es tan sumamente  inútil?

Ya ves, somos de nuevo ambas quienes nos escuchamos.  Tú, la niña que me busca para ser protegida y guiada y yo, la adulta que nada puede hacer por ti.


Rosa Mª Villalta.

domingo, 11 de marzo de 2018

DEBO DECIDIR



Intento de todas las maneras no venirme abajo; pero la realidad es que ahí estoy.

La indecisión me acompaña a toda hora; decido una cosa y, al momento, pienso la contraria.¿Cómo se consigue la no contradicción?
Nunca sé si acierto o no; pero, normalmente, acierto más cuando no dejo la decisión tomada.

No sé tomar una decisión y dejarla; al instante o, al poco, la cambio. Y lo más significativo es que la cambio por la contraria. Voy de polo a polo.

Me siento mal. El viaje es bueno, va bien, pero también provoca mucha incertidumbre y toma de decisiones. Sí, decidir sobre mí misma, algo que únicamente debo hacer yo pues es mi vida. Nadie debería decidir por mí o, por lo menos, yo debería no permitirlo.

Mi paso por el teatro no es poco significativo. Me está abriendo las puertas para encontrarme conmigo misma y con los demás.
Me obliga a estudiar, memorizar, estar atenta, tener que pensar en algo o en alguien.
Y algo muy significativo: me ayuda a darme cuenta que hay personas que me valoran y aceptan como soy, sin más. Y quieren mi compañía y presencia. Es posible que sea poco importante, pero para mí lo es y muchísimo.

Esa voluntad de querer mi compañía, de querer ayudarme porque sí, es algo tan extraño para mí, que me cuesta creer que es real.

Me da pánico que conozcan a la verdadera Rosa que hay en mí, a la ignorante,  a la inútil, a la que nada se quiere y se asquea de sí misma.
Temo ser yo misma. Porque yo no soy nada de nada. 

Estoy bastante con la mamá, que el día 9 cumplió 89 años. Y al tiempo que me alegra estar con ella y aprovecho al máximo su compañía, me da terror pensar que puedo no tenerla. ¡Es tan sumamente importante para mi día a día!
Ayer estando con ella comenzamos a ver una película española de los 60. Le expresé que no podía verlas porque me causaba demasiada tristeza el comprobar el paso del tiempo, cómo ha cambiado todo de manera tan aterradora, cómo ya no queda apenas nadie de quienes salían, ¡uffff!, se me hace demasiado triste.


Pero continúo mi viaje. Abro la maleta y quiero coger a ese corazón tan sensible o frío, no sé. Y abrazar a la voluntad que no me delate ni me abandone. Y tener pensamientos que me permitan abrazar la vida, verla con otra perspectiva, con otros pensamientos a los tenidos hasta ahora.

Mis pensamientos fluctúan de una manera considerable, en función de los contextos y situaciones. Puedo asegurar que durante el taller de teatro no existe ningún pensamiento negativo pues no existe la posibilidad de tenerlos. ¡Es tan hermoso que el azar, o la suerte, o qué se yo, me halla permitido abrir las puertas de estas maravillosas personas!


Y, como toda yo, la contradicción no va a dejarme ni aquí: al tiempo que deseo continuar pues es algo que me gusta, deseo abandonar por mi torpeza y mi nula inteligencia y experiencia de la vida. ¡Me siento tan inmensamente pequeña junto a ellos! ¡Extraña, pequeña y desconocida! Quizás, sea por esto, que continúo; porque deseo salir de la incertidumbre que día a día se acrecienta en mí.



Rosa Mª Villalta Ballester











viernes, 2 de marzo de 2018

DIFICULTAD



Pues no, no es un sueño. Es algo que está sucediéndome en la realidad, en mi día a día.

Me sorprende muchísimo ahora cómo se me expresa que hago algo bien, que digo las cosas bien, que he de continuar, que siga, ..., ¡me siento tan sumamente extraña! Acostumbrada al calla, eso da miedo, no debes hacer eso, no digas eso, ..., ahora, ..., me siento una persona extraña, como que soy dos a la vez y no sé quién me domina o a quién debo hacer caso.

No deseo dejarme llevar por la confianza ni la emoción que siempre me han llevado al derrotero.

Confío e intento hacer caso tanto a mi madre que es la que más en orejas me pone como si tuviera siempre la razón como a los demás que me aconsejan lo contrario.

Lo que es cierto que en el presente se me presenta una oportunidad de oro, con una actividad que deseaba realizar, con personas buenísimas y con ... ganas, sí ganas de realizarlo.

Me asusto, me caigo, me entra el miedo e intento dejarlo. Alguien me coge de la mano y me aconseja que confíe en ella. Y lo hago. Porque sé que cuando hago algo mal me lo dirá y cuando sea bueno también. No sé porqué, si es destino, suerte, azar, ..., que encuentre ahora a estas personas tan maravillosas, que pueda hacer algo que ansiaba y alguien especial que me da la  mano, no deseo pensar, tan solo dejarme llevar. 

Sé que debo continuar por este camino; pero tengo pánico. Creo que mi presencia perjudica, que tan solo perjudico ... e intento dejarlo. Sin embargo, me percato que solo lo pienso yo. Y, aun así, sigo con un inmenso miedo de estropear con mi presencia.

También es cierto que, aunque es algo que me beneficia, también provoca una gran vergüenza de mí misma. Me avergüenzo de todo yo. Física y mentalmente. Eso me puede.

Mi viaje sé que ha dado un giro, que ya no he realizado una linea recta continua y sin obstáculos. Ahora he elegido. He elegido girar, variar, probar y conocer. Sola. Sí, pero cada cual está solo. Cada persona está sola consigo misma, sea quien sea y esté con quien esté. 

Cada cual se tiene a sí mismo primero y después, se tiene para otro. Sin lo primero lo segundo es un absurdo porque no eres tú, no se es uno mismo.

Aun en las buenas relaciones de pareja, aun en los buenas amistades, existe siempre una realidad y es el ser uno cada cual es.

Aun a mis 52 estoy conociéndome. No sé realmente quién soy ni cómo soy. Hasta ahora soy un reflejo de. Soy quien me han dicho que sea, cómo ser, cómo vestir, qué look utilizar, ....
¿Y yo? Realmente Rosa, ¿quién es? ¿es realmente quien es? ¿está satisfecha consigo misma?
Si no es así, Rosa, será porque realmente no has probado a ser realmente tú y ahora te da un pánico y una vergüenza inmensas; pero aunque sea tarde, todavía tienes la oportunidad  de hacerlo.

No puedes pensar en cuánto has perdido de tiempo y de vida, porque ya está. Has de pensar en aprovechar este minuto, este día, el darte a estas personas que ahora han entrado en tu vida y que no hay que dejar pasar. Dales tu mano. Escúchales. No te cierres. 
¿Crees que pueden aprender algo de ti? ¡Ojalá fuera así! ¡Me haría tan tan feliz!


Realmente no puedo negar un gran cambio positivo desde que comencé el taller de teatro. Solo me sorprende que me resultara más fácil al principio que ahora. Que me avergüence más ahora, que me de pavor ahora. Y al tiempo, me gusta, me distrae y aprendo.

Es extraño no saber qué puede o no ser bueno. Algo claro es que sólo la familia no es saludable. Un círculo vicioso no es bueno para nadie. Y confiar plenamente tampoco. ¿Cómo hacer el término medio? ¿Cómo conseguir confiar sin confiar del todo? Yo no sé. Sé que he de tener cuidado. Que ya he sufrido muchísimo por confiar. Y que todas las personas no son igual. También que la mamá desea no caiga con nadie que se aproveche como se aprovecharon quienes ya no deseo recordar. Pero también es cierto que todas las personas no están medidas con el mismo patrón.

No sé. Confiar sí. Además, el problema es que lo hago.

¿Por qué confío en quien ahora me tiende su mano? Pues no lo sé. Lo hago.
Tal vez porque siento no haber ningún trasfondo que me haga ver ninguna maldad.

¿Iré por buen camino?  ¡Al menos no me he estancado y continúo!!

Este año está siendo diferente. Y por eso comenzó todo esto. Por eso no me llevé mas que una maleta bien ligera y a mí misma.

¡Gracias al cielo si por fin he logrado cruzarme con buena gente! 

¡Gracias, a todas las personas del taller y, especialmente a quien me acogió y es mi guía, por dejarme caminar junto a vosotros!


Rosa Mª Villalta Ballester













jueves, 1 de marzo de 2018

¿SUEÑO O REALIDAD?



¡Cuánto tiempo sin decirte nada!
Hace tiempo, sí; pero, contrariamente a otras veces que escribía, existen novedades.
Y, contrariamente a lo que hacía al comenzar este camino, en que paraba sin hacer nada y solamente pensaba sin sentido alguno, ahora las hay.

Durante el primer mes de este año 2018, comencé una nueva actividad que me ha cambiado por completo. ¡Ni yo misma me lo podía esperar!
Como ya sabes, siempre has tenido ilusión de hacer teatro; y sí, he encontrado además del momento, las personas adecuadas.
Comencé el año acudiendo a un taller de teatro. Y, puedo asegurarte que es la mejor terapia que he tenido. Ya no tengo tiempo de pensar, de apenarme de mi situación ni de dejarlo todo.
Bueno, no miento, sí, pero no como antes.

Está claro que nada me es fácil y realmente me cuesta; y también me produce bajón. Sí, es algo contradictorio, raro y sinsentido. Acudir al taller de teatro es positivo aunque también me produce un estado de vergüenza incalculable y desespero de hallarme tan estúpida e idiota.
Me gustaría seguir y al mismo tiempo me produce ansiedad.

¡¡Habrá algo claro en mi vida!!

Me angustia ir porque siento estropeo con mi presencia la buena participación de los demás. Pero necesito y quiero aprender. Y eso supone actuar con los demás.

¡¡¡Ufff!!! un verdadero lío y contradicción.

También puedo asegurar que durante este tiempo en el que apenas estoy en casa y por lo cual apenas he escrito nada, estoy mejor que estando en casa en la cama.

Creo haber escogido un buen camino en este mi viaje hacia mi autonoconocimiento. Y, aunque no haga parada alguna, aunque ahora apenas esté en casa, me siento mucho mejor que escribiendo siempre algo que se repite sin cesar.

Ahora, tengo que estudiar, actuar, saberme bien los papeles y .... ¡¡¡¡¡no pensar!!!!

Todo lo contrario a lo que hacía.
Sigo. Quiero continuar este viaje. Aunque ya empiezo a notar miedo y algo de angustia. ¡Es que hasta las personas que conozco ahora son tan buenas y me dan tanta confianza que no lo había sentido nunca!!!  ¡¡Estaré soñado ... o es algo real???

Rosa Mª Villalta Ballester