Es invierno. Y llega la Navidad. Es curioso, pero nunca me ha gustado la navidad asociada a las comidas copiosas, reuniones formales, regalos, compras ...
Y en este mi viaje en solitario soy feliz, sí, feliz por no tener que fingir alegría, por no tener que asistir a reunión alguna, por no tener que comprar y comprar y comprar.
La maleta que va conmigo lleva lo que necesito. Decidí hace tiempo tener aquello que necesito y nada más. El invierno lleva consigo el solsticio, el día más corto, la noche más larga; en cierta medida, va más conmigo dado que soy reacia al sol. Y tampoco aquí hace un frío para no salir.
Echo de menos una aldea, algún paraje donde nieve y salir en la noche y poder observar el cielo y sus estrellas, en medio de la oscuridad. ¡Eso debe ser tan ... tan estupendo!
Pero como todo cuanto pienso no deja de ser una fantasía, puesto que eso es imposible de realizar. Imposible estar en un paraje a solas sin que corra en riesgo la vida.
Hay cosas lejos de poder ser real, cosas tan hermosas que delimitan algo tan hermoso como bello.
Cuando se dice que la persona decide, indudablemente lo hace, pero bajo ... ciertas circunstancias. No se es libre. La libertad de algo tan sencillo como la soledad en medio de un paraje natural es tan arriesgado que mejor ni intentarlo.
Ahora soy feliz, me llena aquello que tiene que ver con la naturaleza, con el paisaje, la noche, la madrugada, el día, el cielo, el sol, ...
Lejos de sentirme desdichada por la ausencia de compañía fuera de la familiar, me siento dichosa de poder percatarme de todo aquello que es tan simple y tan hermoso, aquello que cuanto más soledad, más y mejor se percibe.
Invierno. Algo tiene o ha de tener que me haga salir en su busca.
Tal vez el frío de la mañana sobre mi piel, el temprano anochecer que me aleja del sol del que huyo, el sentir el calor en la cama escuchando la radio un domingo o un día de vacaciones ...
Así también la navidad ha de tener algo diferente que las compras, las comidas, .. ¿Qué cosas puede tener buenas la Navidad Rosa? ¿Buenas? Quisiera verlas, pero es que solo me trae sentimiento de tristeza, de despedida, de otro año, de haber cada vez menos personas entre nosotros, ..., no, no hay cosas buenas desde mi punto de vista.
Por eso continúo el viaje sin más. Por eso no ceso de viajar, de enriquecerme como persona, de explorar nuevos caminos, nuevos enfoques, nueva maneras de mirar el ahora.
Invierno: momento en que sigo mi viaje.
Navidad: momento en que no siento obligación de; siento temor a, duda y desconcierto.
Quizás por un momento, aunque sea en mi imaginación, me imagino en un paraje nevado, montañoso, oscuro de noche cerrada, sola, frente a la vida, sintiendo caer los copos y, al pie de un árbol, sentada miro al cielo y le hablo ... y me habla.
Rosa Mª Villalta Ballester.