Seguidores

domingo, 11 de marzo de 2018

DEBO DECIDIR



Intento de todas las maneras no venirme abajo; pero la realidad es que ahí estoy.

La indecisión me acompaña a toda hora; decido una cosa y, al momento, pienso la contraria.¿Cómo se consigue la no contradicción?
Nunca sé si acierto o no; pero, normalmente, acierto más cuando no dejo la decisión tomada.

No sé tomar una decisión y dejarla; al instante o, al poco, la cambio. Y lo más significativo es que la cambio por la contraria. Voy de polo a polo.

Me siento mal. El viaje es bueno, va bien, pero también provoca mucha incertidumbre y toma de decisiones. Sí, decidir sobre mí misma, algo que únicamente debo hacer yo pues es mi vida. Nadie debería decidir por mí o, por lo menos, yo debería no permitirlo.

Mi paso por el teatro no es poco significativo. Me está abriendo las puertas para encontrarme conmigo misma y con los demás.
Me obliga a estudiar, memorizar, estar atenta, tener que pensar en algo o en alguien.
Y algo muy significativo: me ayuda a darme cuenta que hay personas que me valoran y aceptan como soy, sin más. Y quieren mi compañía y presencia. Es posible que sea poco importante, pero para mí lo es y muchísimo.

Esa voluntad de querer mi compañía, de querer ayudarme porque sí, es algo tan extraño para mí, que me cuesta creer que es real.

Me da pánico que conozcan a la verdadera Rosa que hay en mí, a la ignorante,  a la inútil, a la que nada se quiere y se asquea de sí misma.
Temo ser yo misma. Porque yo no soy nada de nada. 

Estoy bastante con la mamá, que el día 9 cumplió 89 años. Y al tiempo que me alegra estar con ella y aprovecho al máximo su compañía, me da terror pensar que puedo no tenerla. ¡Es tan sumamente importante para mi día a día!
Ayer estando con ella comenzamos a ver una película española de los 60. Le expresé que no podía verlas porque me causaba demasiada tristeza el comprobar el paso del tiempo, cómo ha cambiado todo de manera tan aterradora, cómo ya no queda apenas nadie de quienes salían, ¡uffff!, se me hace demasiado triste.


Pero continúo mi viaje. Abro la maleta y quiero coger a ese corazón tan sensible o frío, no sé. Y abrazar a la voluntad que no me delate ni me abandone. Y tener pensamientos que me permitan abrazar la vida, verla con otra perspectiva, con otros pensamientos a los tenidos hasta ahora.

Mis pensamientos fluctúan de una manera considerable, en función de los contextos y situaciones. Puedo asegurar que durante el taller de teatro no existe ningún pensamiento negativo pues no existe la posibilidad de tenerlos. ¡Es tan hermoso que el azar, o la suerte, o qué se yo, me halla permitido abrir las puertas de estas maravillosas personas!


Y, como toda yo, la contradicción no va a dejarme ni aquí: al tiempo que deseo continuar pues es algo que me gusta, deseo abandonar por mi torpeza y mi nula inteligencia y experiencia de la vida. ¡Me siento tan inmensamente pequeña junto a ellos! ¡Extraña, pequeña y desconocida! Quizás, sea por esto, que continúo; porque deseo salir de la incertidumbre que día a día se acrecienta en mí.



Rosa Mª Villalta Ballester











viernes, 2 de marzo de 2018

DIFICULTAD



Pues no, no es un sueño. Es algo que está sucediéndome en la realidad, en mi día a día.

Me sorprende muchísimo ahora cómo se me expresa que hago algo bien, que digo las cosas bien, que he de continuar, que siga, ..., ¡me siento tan sumamente extraña! Acostumbrada al calla, eso da miedo, no debes hacer eso, no digas eso, ..., ahora, ..., me siento una persona extraña, como que soy dos a la vez y no sé quién me domina o a quién debo hacer caso.

No deseo dejarme llevar por la confianza ni la emoción que siempre me han llevado al derrotero.

Confío e intento hacer caso tanto a mi madre que es la que más en orejas me pone como si tuviera siempre la razón como a los demás que me aconsejan lo contrario.

Lo que es cierto que en el presente se me presenta una oportunidad de oro, con una actividad que deseaba realizar, con personas buenísimas y con ... ganas, sí ganas de realizarlo.

Me asusto, me caigo, me entra el miedo e intento dejarlo. Alguien me coge de la mano y me aconseja que confíe en ella. Y lo hago. Porque sé que cuando hago algo mal me lo dirá y cuando sea bueno también. No sé porqué, si es destino, suerte, azar, ..., que encuentre ahora a estas personas tan maravillosas, que pueda hacer algo que ansiaba y alguien especial que me da la  mano, no deseo pensar, tan solo dejarme llevar. 

Sé que debo continuar por este camino; pero tengo pánico. Creo que mi presencia perjudica, que tan solo perjudico ... e intento dejarlo. Sin embargo, me percato que solo lo pienso yo. Y, aun así, sigo con un inmenso miedo de estropear con mi presencia.

También es cierto que, aunque es algo que me beneficia, también provoca una gran vergüenza de mí misma. Me avergüenzo de todo yo. Física y mentalmente. Eso me puede.

Mi viaje sé que ha dado un giro, que ya no he realizado una linea recta continua y sin obstáculos. Ahora he elegido. He elegido girar, variar, probar y conocer. Sola. Sí, pero cada cual está solo. Cada persona está sola consigo misma, sea quien sea y esté con quien esté. 

Cada cual se tiene a sí mismo primero y después, se tiene para otro. Sin lo primero lo segundo es un absurdo porque no eres tú, no se es uno mismo.

Aun en las buenas relaciones de pareja, aun en los buenas amistades, existe siempre una realidad y es el ser uno cada cual es.

Aun a mis 52 estoy conociéndome. No sé realmente quién soy ni cómo soy. Hasta ahora soy un reflejo de. Soy quien me han dicho que sea, cómo ser, cómo vestir, qué look utilizar, ....
¿Y yo? Realmente Rosa, ¿quién es? ¿es realmente quien es? ¿está satisfecha consigo misma?
Si no es así, Rosa, será porque realmente no has probado a ser realmente tú y ahora te da un pánico y una vergüenza inmensas; pero aunque sea tarde, todavía tienes la oportunidad  de hacerlo.

No puedes pensar en cuánto has perdido de tiempo y de vida, porque ya está. Has de pensar en aprovechar este minuto, este día, el darte a estas personas que ahora han entrado en tu vida y que no hay que dejar pasar. Dales tu mano. Escúchales. No te cierres. 
¿Crees que pueden aprender algo de ti? ¡Ojalá fuera así! ¡Me haría tan tan feliz!


Realmente no puedo negar un gran cambio positivo desde que comencé el taller de teatro. Solo me sorprende que me resultara más fácil al principio que ahora. Que me avergüence más ahora, que me de pavor ahora. Y al tiempo, me gusta, me distrae y aprendo.

Es extraño no saber qué puede o no ser bueno. Algo claro es que sólo la familia no es saludable. Un círculo vicioso no es bueno para nadie. Y confiar plenamente tampoco. ¿Cómo hacer el término medio? ¿Cómo conseguir confiar sin confiar del todo? Yo no sé. Sé que he de tener cuidado. Que ya he sufrido muchísimo por confiar. Y que todas las personas no son igual. También que la mamá desea no caiga con nadie que se aproveche como se aprovecharon quienes ya no deseo recordar. Pero también es cierto que todas las personas no están medidas con el mismo patrón.

No sé. Confiar sí. Además, el problema es que lo hago.

¿Por qué confío en quien ahora me tiende su mano? Pues no lo sé. Lo hago.
Tal vez porque siento no haber ningún trasfondo que me haga ver ninguna maldad.

¿Iré por buen camino?  ¡Al menos no me he estancado y continúo!!

Este año está siendo diferente. Y por eso comenzó todo esto. Por eso no me llevé mas que una maleta bien ligera y a mí misma.

¡Gracias al cielo si por fin he logrado cruzarme con buena gente! 

¡Gracias, a todas las personas del taller y, especialmente a quien me acogió y es mi guía, por dejarme caminar junto a vosotros!


Rosa Mª Villalta Ballester













jueves, 1 de marzo de 2018

¿SUEÑO O REALIDAD?



¡Cuánto tiempo sin decirte nada!
Hace tiempo, sí; pero, contrariamente a otras veces que escribía, existen novedades.
Y, contrariamente a lo que hacía al comenzar este camino, en que paraba sin hacer nada y solamente pensaba sin sentido alguno, ahora las hay.

Durante el primer mes de este año 2018, comencé una nueva actividad que me ha cambiado por completo. ¡Ni yo misma me lo podía esperar!
Como ya sabes, siempre has tenido ilusión de hacer teatro; y sí, he encontrado además del momento, las personas adecuadas.
Comencé el año acudiendo a un taller de teatro. Y, puedo asegurarte que es la mejor terapia que he tenido. Ya no tengo tiempo de pensar, de apenarme de mi situación ni de dejarlo todo.
Bueno, no miento, sí, pero no como antes.

Está claro que nada me es fácil y realmente me cuesta; y también me produce bajón. Sí, es algo contradictorio, raro y sinsentido. Acudir al taller de teatro es positivo aunque también me produce un estado de vergüenza incalculable y desespero de hallarme tan estúpida e idiota.
Me gustaría seguir y al mismo tiempo me produce ansiedad.

¡¡Habrá algo claro en mi vida!!

Me angustia ir porque siento estropeo con mi presencia la buena participación de los demás. Pero necesito y quiero aprender. Y eso supone actuar con los demás.

¡¡¡Ufff!!! un verdadero lío y contradicción.

También puedo asegurar que durante este tiempo en el que apenas estoy en casa y por lo cual apenas he escrito nada, estoy mejor que estando en casa en la cama.

Creo haber escogido un buen camino en este mi viaje hacia mi autonoconocimiento. Y, aunque no haga parada alguna, aunque ahora apenas esté en casa, me siento mucho mejor que escribiendo siempre algo que se repite sin cesar.

Ahora, tengo que estudiar, actuar, saberme bien los papeles y .... ¡¡¡¡¡no pensar!!!!

Todo lo contrario a lo que hacía.
Sigo. Quiero continuar este viaje. Aunque ya empiezo a notar miedo y algo de angustia. ¡Es que hasta las personas que conozco ahora son tan buenas y me dan tanta confianza que no lo había sentido nunca!!!  ¡¡Estaré soñado ... o es algo real???

Rosa Mª Villalta Ballester

domingo, 31 de diciembre de 2017

FIN DE OTRO AÑO

Vuelve a terminar un año más. Como si nada. Y mucho.
Pasan los días de manera rapidísima, como si escapasen; bueno, en realidad, escapan.
Temo cada nuevo año. Cada día temo más y más. Mi incertidumbre se convierte en indecisión y quietud. Me dejo llevar y la angustia es inmensa.
Deseo más que nada en el mundo que mi madre esté junto a mí. Es más que imprescindible. Y, como a todos, los años pasan para ella y cada nuevo día es un regalo que esté junto a mí.

Temo mi indecisión por mi inseguridad, por no tener certeza ni confianza en mí misma, buscando el arrimo de mamá, como si fuera una niña pequeña.
Y, ya soy una adulta bien adulta.
¡Necesito tanto conseguir esa confianza y firmeza en mí! Lo peor es que, conforme pasan los días, en lugar de adquirirla, la pierdo. Como si empequeñeciera.
Me asusta. Me asusta cada nuevo día. Lo vivo mal.
La inseguridad y desconfianza me angustian demasiado.

Quiero ser fuerte. Ser yo misma. Llevo intentándolo años y años. Y cada día peor.
Me siento arrebatada por el miedo y la desconfianza.

Ése es mi trabajo. Mi esfuerzo va hacia la adquisición de mi esencia.
No sé quién soy ni qué puedo ofrecer. Me siento como una niña chica que hace aquello que debe hacer pero nunca lo que quiere, si es que quiere algo.

Si algo he adquirido este año, algo, es más inseguridad y vergüenza. Cierto que he hecho cosas, que me he movido quizás en no muy buen sentido. 
He estado trabajando en primero aunque con no muy buenos logros. He intentado superarme profesionalmente consiguiendo hundirme. Estoy participando más activamente en el colegio, por mucho que me cueste. También he intentado alguna experiencia a nivel social aunque no me haya gustado la misma. Y, a nivel familiar, he intentado ser más atenta, aunque no lo haya logrado. 

La convivencia es muy difícil; y la soledad, muy dolorosa. Todo tiene su parte negativa; y supongo, que positiva.

Lo que sí debo aprender es a no depender de nadie, ni emocional ni físicamente. Me da terror; pero la realidad es que, cada cual, es uno mismo y tiene que ser él mismo.

Y sé que he de cerrar etapas, puertas, ciclos ya pasados que atormentan el presente.
Estoy dispuesta a hacerlo. Y al cerrarlas, seré libre para abrir otra nueva etapa presente y elegir mi presente.

Nadie ha de elegir mi presente. No puedo elegir las circunstancias, pues la realidad es la realidad; pero sí puedo cambiar mi forma de actuar y de mirar el momento, la circunstancia, en el ahora. Nadie más que yo tiene y puede hacerlo.

Des-habituar algo que se hace desde niña, es algo arduo; pero necesario si quiero dejar el círculo vicioso y maligno de la depresión. He de romper lo que vengo haciendo. Y hacer algo diferente de lo que acostumbro hacer.

Si realmente quiero dejar de sentir la angustia y el desánimo que me acompañan desde siempre y que no me dejan, tendré que romper aquello que siempre lo ha provocado.

Nadie más que yo puede hacer esto. ¿Que se siente miedo y vértigo inmenso? Que no quepa duda alguna. Pero, más miedo y vértigo da sentir día a día el agobio por despertar y ver nacer un nuevo día.

Tengo que desatar nudos muy atados, soltarlos y ser libre. Quizás, entonces, pueda sentir algo diferente a la angustia y el desánimo.
No pierdo nada por intentarlo. Si consigo deshacer los nudos y liberarme de la angustia y el hastío que siempre me han acompañado habrá valido la pena.

En mi maleta llevo mi corazón y la voluntad; todavía siguen intactas aunque inmensas veces quiera echar la voluntad.

Quizás, el corazón que ahora llevo en la maleta, sea el que me lleve a mí.

De momento, viaja conmigo, sin saber dónde va.

Algún día, cuando nos conozcamos plenamente, podamos dejar la maleta y, sin tapujos, libres de perjuicios, desnudos en el aire vibrar.


Rosa Mª Villalta Ballester

martes, 26 de diciembre de 2017

LA MEJOR NAVIDAD

Algo de mí, ayer, junto a toda mi familia, me hizo sentir muy rara.
Ver a mi madre satisfecha junto a sus tres hijos, mis hermanos y yo de buen humor, mis sobrinos también.
Sentir que mi hermana estaba super contenta de vernos a todos con ella.
Sinceramente, puedo asegurar que las cosas llegan sin buscarlo ni sin saberlo.

Yo quería ni celebrar la Navidad, quería pasarlo como un día cualquiera. En casa, mi madre y mi hermana me dijeron que claro, que solo nosotras, no hacía falta nada.

Y, sin esperarlo. Primero, mi hermano que vendría a comer; luego, mi sobrina; y, luego, mi sobrino a última hora.
No pude evitar sacar fotos del acontecimiento. Juntos, contentos y en armonía.

Aquí, mi hermana, mi madre y yo, tenemos claro que no creemos que no se vuelva a dar este acontecimiento pues es muyyyy difícil coincidir como hoy a pesar de vivir en la misma ciudad.

Mi hermana ... ¡tan satisfecha! ¡Se le veía disfrutar cada instante, cada momento!

Sí, sin dudarlo, ayer fue la mejor de las navidades habidas desde hacía años.

No dejo constancia de las fotos ... pues es algo íntimo y personal y este blog no está creado para ser público; sí dejo constancia de la importancia y la dicha del día.

Pues ayer, viendo a mi familia unida, a mi madre y mi hermana a gusto y a mi hermano y mis sobrinos también, me di cuenta de lo privilegiada que soy.
No quiero perder esta maravillosa familia. No me hacen falta fotografías, aunque las sacamos. Me hace falta llevar en mi corazón ese momento, ese día, imborrables, inseparables ya de mí.

¡Qué maravilloso es tener una familia! 
¡Qué nimiedad los enfrentamientos, tristezas, enfados, ..., por nada!

Sí, sin alguna duda, puedo asegurar que ayer, fue la mejor navidad en casa.

¡Ojalá pudiera volver a repetirse! ¡Qué regalo del cielo!

No esperaba, sinceramente, en este viaje, parar para tan inolvidable conmemoración.

Rosa Mª Villalta Ballester.

lunes, 25 de diciembre de 2017

COMO DESEE VIVIR



Sigo mi viaje. No he parado. Muy al contrario, no he dejado de hacer y hacer.

Hoy es Navidad. Normalmente suelo estar triste. Hoy no. 
Hoy no es cualquier Navidad. Esta Navidad es muy importante porque estoy siendo yo misma y trato de mejorar y cambiar a mejor.

Este mi viaje es más que importante. Claro que me cuesta y tengo que parar y descansar. De lo contrario, abandonaría; y eso es justamente lo que no deseo.

Hace frío, y me encanta. Tenía ganas de que no hiciera el sofocante calor.
Ayer estuve viendo la tele con mi hermana y mi madre. Hice de Papá Noel y lo pasamos bien.
Es algo que necesitamos aprender aquí. A tener humor, a cambiar y no aferrarnos a lo malo sino a lo bueno.

Quiero continuar mi viaje. La maleta ya no sigue tan vacía. La estoy llenando de amor y cariño. Y, ¡puedo con ella! y ¡ya no es que puedo, es que me gusta llevarla así!

Quiero llenarla de cosas hermosas y satisfactorias, no solo para mí sino para quienes me rodean.

Me doy cuenta que disfruto haciendo disfrutar. Me doy cuenta que puedo hacer. Y hago.

Quisiera continuar mi viaje de esta manera. Llenando la maleta de cosas bonitas y satisfactorias.

Ahora estoy parada. Necesito parar para poder saber qué hacer. El tiempo no importa. Nadie me espera sino yo. Mi único obstáculo soy yo misma. Y necesito aprender a dejar de dificultarme  el camino de la manera que lo hago.

Quiero y preciso mirar de manera diferente a como hasta ahora he hecho. Y ... sobre todo ... que me dejen hacer lo que quiero y creo y no lo  que se quiere y se cree.

Soy diferente y eso ... es indudable. No puedo ni quiero ser lo que no quiero ni deseo. Hasta ahora he sido eso. Hasta ahora me he dejado influenciar por el "qué piensan y qué dicen".

Este viaje no tiene sentido alguno si no comienzo a ser yo misma de forma espontánea y real. Como sienta la vida, como la viva, como desee realizarla, así tendré que ser yo.



Rosa Mª Villalta Ballester

domingo, 10 de diciembre de 2017

CONTRADICCION

Me angustia ir mañana a trabajar. Me siento desganada, sin fuerza, sin ánimo alguno.
Y mucho por hacer. Responsabilidad, obligación, compromiso, ..., me envuelve el pensamiento sin hacer nada. 
Cuando entro en esta disposición, siento una inmensa separación que he de tratar de aunar. 
Es fácil la expresión de que ni es todo blando ni todo negro, que entre ambos hay una gama de grises. Jamás he podido saber qué es eso. Porque o estoy excesivamente activa, o estoy en exceso plasta. 
No soy dueña de lo que quiero hacer o hago. Lo hago porque sí. Me obligo a hacerlo. Ni tampoco soy dueña cuando me invade el insomnio y paso horas y horas sin poder levantarme.

No me gusta ser como soy, actuar como actúo. Soy alguien que jamás aceptó ser quien es: ni niña ni rechazada.
Ahora soy una mujer gruesa y mayor que continúa sus pautas de vida, sin hacer algo diferente, sintiendo que su vida se le escapa y que no deja de ser una línea continua porque los días son idénticos.

Jamás me he soportado ni lo hago ahora. Me fuerzo a continuar una existencia que nada me dice y a la que nada aporto.

Y en esta existencia en la que me veo inmersa, trato de controlar las polaridades y las contrariedades que soy. Ni soy la una ni soy la otra. O soy las dos al mismo tiempo.

Jamás podré comprender cosas que he hecho y que no me han gustado y continuaba haciendo. Y lo peor: nada he aprendido de cuantos errores he cometido.

Soy presa fácil para quien trata de manipular emocionalmente. Lo he sido años y años. Y no estoy convencida de no volver a serlo.

Ahora, en este viaje, estoy a expensas de cualquier ser, ante cualquier situación que aun no gustándome acepte.

Y ya no quiero continuar siéndolo. He de ser fuerte, aunque no tenga fuerza alguna. Ahora, eres tú misma, quien ha de percatarse y reaccionar. Ahora, eres tú, quien decide reaccionar o dejarse llevar.

Por eso es importante este viaje; por eso, aunque no me apetezca, voy a continuar.

Conmigo mi pequeña y valiosa maleta. Y yo misma.  De momento, mejor que nadie se haya cruzado. No tengo ganas de pensar.  Tampoco de hacer esfuerzo alguno.

Así que escucharé mi cuerpo. Si se resiste, no lo forzaré. Quizás, en otro momento, otro día, me sienta mucho más ágil y activa.

Un viaje, sin prisas, hasta donde llegue. Importa el hacerlo.


Rosa Mª Villalta Ballester