Nadie puede hacer que te pierdas
por mucho que te quieran hundir.
Puede haber personas insatisfechas
que quieren a otros arrastrar.
Cada persona hace un camino,
equivocarse no es de los demás.
Cada cual tiene la oportunidad
de hacerse a sí el bienestar.
No hay que señalar a alguien
por los fracasos y frustaciones.
El amor y el odio se confunden
cuando no hay confianza en sí.
Importa más saber qué se quiere
que hacer las cosas sin más
pues , una vez pasado el tiempo,
la causa del fracaso será ajena,
y el odio dejará de lado al amor.
Y aunque el miedo esté presente,
es preciso desanclarse y empezar.
Aunque sea tarde, ¿qué importa?
Peor será no saber contigo estar
y que te influyan los demás.
Peor que no tenerse a sí mismo,
no puede haber mayor castigo.
¡Adelante, sólo tú, adelante!
Nadie hay igual que tú.
Por eso, sólo tú, nadie más,
sin depender ni influirte de alguien
Rosa María Villalta Ballester