Un roce, la piel se enciende.
Un pene que todo lo quiere
unos pechos que lo abrazan
dos cuerpos se aproximan
dos mentes que se disuelven
unas manos en lo deseado.
un gemido, mas que necesario.
Una vagina que pide y grita
cuyos labios besan y se excitan;
esos dedos que al escroto invitan
a dejar esa monótona rutina
haciéndole sentir pura energía.
Y una lengua que bien procura
llenar de placer y desatar locura
por una vagina que ahora se moja
y un clítoris que a gritar invoca
y esas manos que atraen el falo
y acariciándolo lo llevan a la boca;
ese placer que ambos sienten
y que invitan a correrse sin demora.
Bien lubricada la excitada vagina
deseoso va hacia a su puerta el falo
que se introduce suavemente
volviendo de nuevo a la húmeda boca
que, abierta, lo espera salivando.
Ya nada detiene al orgasmo llegar
con el semen sobre sus pechos
que acarician el pene en libertad
y con la vagina bien mojada
fluyendo todo, mezclándose todo,
dejándose llevar por el ahora remanso.
Rosa Mª Villalta Ballester