Así como te veo, luna, de manaña, cuando ya el sol va a salir, así me pregunto cómo cambiar algo desagradable y si es tan visible como tú y el sol.
Desde que ya no estás, todo de golpe ha cambiado; todo tiene otro sentir, otro mirar, otra perspectiva y otra respuesta. Respuesta, esa que no tengo, esa que deseo, esa que anhelo para tener una mejor existencia.
Luna y sol, dadme esa paz que no encuentro y que en vosotros sí puedo observar. Sed mis fieles compañeros, pues con vosotros hay serenidad y armonía.
Quisiera tener las palabras adecuadas, el momento oportuno, la acción idónea, el valor suficiente para poder seguir el camino de la vida de una manera mucho más fácil y sentir que este preciso momento no ha sido en vano.
Hay cosas que se pueden solucionar, a las que tenemos acceso para modificar; pero, lamentablemente, no sucede en muchas otras.
Durante meses, desde que no estás, he intentado sin logro mirar desde otra perspectiva, incluso sentir otro despertar; y no hay peor resultado que querer modificar lo inmodificable.
Desde hoy, intento modificar aquello que en mí puedo ser capaz, aunque sea nimio, intento dejar de lado todo aquello que no está en mi mano, que no puedo alcanzar.
Sé que me duele aquello que no puedo modificar que, de alguna manera, influye en mi día a día; pero aprendo a vivir con ello, a sanar mis heridas, a cerrar puertas que ya no van a mostrarme nada mas que dolor y a abrir otras que me lleven a ver ese sol y luna que tanto bien me hacen cuando conmigo se hallan.
Estar con el sol y la luna es algo mágico, algo que puede no tener importancia pero cuando se prueba es como una droga que no se puede dejar. Al menos, es algo que de momento no hay que pagar, es gratis y tiene muchísimos beneficios.
Esas nubes que tanto describen y que nadie apenas mira, ese cielo a veces raso a veces nublado que nos envuelve y nos acompaña sin tener que pedir, sin tener que dar cuanta a nadie.
Libertad, algo que es tan agradable y tan sano que, cuando es arrancado, deja al ser humano sin su yo, sin su esencia y sin poder ser uno o una mismo o misma.
Rosa María Villalta Ballester
Aquello que no está en nuestras manos solucionar o cambiar, deja de ser un problema, o debería dejar de serlo. Solo podemos atender aquello que sí podemos cambiar o al menos intentar hacerlo. Y siempre ayuda al alma conectarse con la naturaleza, esa Luna, el Sol, sentir el aire, mirar las estrellas, conectarse con uno mismo finalmente.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce mes Rosa.
Es una buena filosofía enfocarnos sólo en cambiar lo que podemos y aceptar lo que no podemos modificar.
ResponderEliminarAl leerte me aparece la palabra duelo, por las veces que repites "desde que no estás" y mencionas que son meses... Debemos abrazar nuestros duelos, permitirnos vivirlos para poder dejar ir y que pueda entrar lo nuevo. Pero sin apurarlos, ni evadirlos. Y no lo hagas sola.
Te dejo un enorme abrazo