Caricias, roces, caricias.
¡Cuán saludable y económico!
¡Una potente medicina
para quienes dan y reciben!
Una necesidad inmensa
para a quien no le llega.
Caricias, roces, caricias.
sin palabras, sin prisas,
suaves como cálida brisa.
Caricias deseadas, ansiadas,
caricias que no son sueños
y otras que sueñan ser vida.
Caricias, esos roces suaves,
que a la piel dejan su huella,
tan solo un suave pasar,
al cuerpo le hace reaccionar.
Caricias, roces, caricias,
tan necesarias que alivian,
tan sensuales que excitan.
Y caricias del corazón,
que mecen la armonía,
que habitan si son acogidas.
Y en silencio ...
acabo estas cálidas caricias
que alejan la tristeza y el dolor.
Caricias, roces, caricias,
sin tiempo ni espacio concretos,
sin ninguna explicación.
Rosa María Villalta