Aquel árbol tiene un grueso tronco,
sus raíces son fuertes y profundas;
nada hace pensar en su caída,
en el abandono de su gran sombra,
en la ruptura de su inmensa huella.
Aquel atardecer que dejó su sentir,
reflejo de cuanto bello hay que vivir,
antesala de una noche sin estrellas,
estrellas que puede un futuro tengan,
en un presente que luz representa.
Aquella inquietud cuya fe muestra
la incredulidad que a nada lleva,
fuerza que se saca aun sin ganas,
misterio por el que estar de guardia.
Aquella persona que no busca nada
cercana a la humildad serena y sana
lejana del rencor y la intolerancia
aquella que sin saber el por qué,
llega al corazón cuyo latido abraza.
Rosa Mª Villalta Ballester
En lo natural, en la naturaleza también encontramos enseñanzas de vida. Muy bonito poema Rosa.
ResponderEliminarUn beso dulce y dulce semana.
Que bello poema querida Rosa, que lindo sería que todos fuéramos más humildes, alejados del rencor y la intolerancia, este mundo sería un mejor lugar. Un gran abrazo, que tengas una bella semana.
ResponderEliminarLas personas que, como tú, desprenden un gran amor y sensibilidad, parece que no son de este mundo, estamos acostumbrados a ver seres egocéntricos que sólo se preocupan de su ego sin dignarse a reparar en su entorno.
ResponderEliminarCon tu forma de ser, con tus ideas, el mundo sería mucho más bello, tú ya has sembrado la semilla en ese bonito poema.
Ha sido un placer.
Cariños.
Kasioles
Eres tan natural como la misma naturaleza mi estimada Rosa, a las pruebas de estas letras me remito. Un placer leer tus poemas.
ResponderEliminarMi abrazo y cariño.