Cuando la familia de sangre, la que se tiene por haber tenido de unos mismos padres son personas que dañan y hacer sentir temor e inseguridad, cuando el tiempo demuestra que es mejor una distancia inmensa que mejor nunca acortar, cuando la llamada familia ahoga, desprecia, humilla y están a una falta absoluta de humildad de manera que se creen en posesión de una verdad muy lejana, te hacen dudar hasta de tu propio razonar, ..., esa familia .... ésa ... mejor dejarla atrás.
Empezar de nuevo sin esa llamada familia, empezar de cero junto a otra que, sin tener lazo ni parentesco alguno, te hacen respirar, simplemente respirar, amanecer un nuevo día porque la otra llamada "familia", esos que se llaman "hermanos" te hacen sentir peor que a una rata, que no saben si estás viva o muerta, que les da igual dónde y cómo estés, ... ésos llamados hermanos, no merecen mas que la ignorancia y la distancia y que alguien les haga ver la ausencia de humildad que existe en ellos y sus errores.
Empezar de nuevo sin haberlo previsto, empezar de nuevo sabiendo que tu verdadera familia te dicen que no te quieren ver, sabiendo que el momento más duro de tu vida no te dejan respirar, ésa ... ésa ni es familia ni es nada.
Empezar de nuevo con personas que no son familia de sangre pero que son auténticos ángeles y que hacen que vuelvas a despertar, esos ángeles que no permiten que para mí la vida tenga un final, que me admiten como soy sin cuestionarme, sin ponerme etiquetas, cosa que he tenido con la llamada familia real, personas con quien razonas, preguntas si tan mala persona soy como me hace sentir mi familia real, personas que están y me recogen cuando caes y no tienes fuerzas ni para poder decir "por favor", personas que dan sin esperar nada a cambio, ésos ángeles que me han escuchado y han confiado en mi, ésa es mi verdadera familia.
Me cuestiono si tan mala persona soy, sin tan mal razono, si tan mal interpreto las cosas, si personas que trabajan día a día conmigo que no son pocas, también razonan mal y no tienen lógica.
Ahora, hoy, me doy cuenta que la familia real, la de sangre, es aquella con la que tengo verdaderamente que distanciarme, de separarme para siempre, de alejarme y de no volver ni a escuchar. Son personas que se creen en el poder de la verdad, que creen que tienen razón sin cuestionarse nada, que me han hecho sufrir lo que nadie me hubiera hecho sufrir sin razón ni lógica alguna.
Me pregunto que Mª Dolores, Alicia, Inmaculada, Elena, también son personas que no razonan y también se equivocan. Me pregunto como mi familia real me intenta amedrentar qué esperan de mí si cuanto hacen es dejar a sus familias para ayudarme en un momento crítico en que mi verdadera familia me humilla y me abandona.
Me pregunto si los médicos se equivocan también tras comprobar con pruebas reales y decir la verdad, la VERDAD, si soy responsable de algo y si realmente me merezco el trato de esas dos personas que para mí ya son pasado.
Ahora, hoy, es momento de dejar atrás REALMENTE a esas personas que tanto daño han hecho, que no son humildes y que se creen en el poder de la verdad. Ahora es momento de empezar un nuevo camino SIN ELLOS, sin tenerlos, que son realmente quienes me dañan y quienes ni razonan ni hacen nada a cambio de algo.
Ahora, hoy, ahogada en mi propia angustia, en el dolor y en días de pasarlo más que mal, deseando ponerme delante del tren y acabar con mi vida, ahora que mis ángeles están más que esforzándose por mi vida, cosa que mi familia real ignora, voy a intentar empezar una nueva vida, una vida con personas sociables, que razonan, que me dicen qué está bien y no y no con aquellas en las que me hacen creer que estoy mal de la cabeza y estoy desequilibrada.
Gracias a los médicos que han visto la auténtica falta de razonamiento y cordura de quienes me han hecho tanto tanto daño y a mi psicóloga Laura que, aunque le expresé cosas demasiado fuertes que no siento y le dije en un momento de mis momentos duros y traspasé límites que no son propios de mí, me hacen comprender el error de las personas que me han hecho sentir peor que una rata.
Hoy no importa que haya sol, el sol lo son todas las personas que me hacen razonar e impiden que diga y obre de manera inoportuna. Si hay algo que soy es transparente, demasiado transparente. Y animo a quien pase por una situación similar que lo sea. Hay cosas que no pueden permitirse y que aunque sean asuntos familiares, si esa familia no te protege ni quiere saber de ti, hay que saber pedir ayuda.
Miento si digo que estoy bien. La necesidad de ir al metro y ponerme bajo un tren es demasiado intensa; pero también sé y me pongo en el lugar de esas personas que en pleno agosto han hecho hueco en sus familias y se han dedicado de corazón a que eso no ocurra.
Es no duro, durísimo. Tengo pánico, mucho pánico. Echo de menos realmente a mi madre, a ella sí la echo de menos pues tras su pérdida, esto se ha convertido en un auténtico infierno.
Está claro que han esperado tu marcha para hacerme el daño que siento y del que se sienten más que satisfechos.
Y, como tú me enseñaste, no voy a montar ningún cirio como hace tu otra hija. Les dejo.
Mejor distancia, mucha, muchísima distancia. No soy nadie para juzgar a nadie. Solo me alejo muchísimo de quien es dañino para mí.
Rosa María Villalta Ballester