Vuelvo a despertar y me pregunto
¿cuántas personas desean vivir
y por su destino la han de despedir?
Y la ira sube y se apodera.
Y toda quietud más atormenta.
Y el silencio sacando su fuerza.
Soy como una nube negra
que a su paso nada siembra,
que esconde la luz y el vigor,
que ha salido sin su decisión.
Soy ocaso, fantasma, piedra,
desde siempre inerte y vacía,
sombra que jamás clareó,
pasajera sin ninguna acción.
Y me pregunto, una y otra vez,
¿fortuna o desgracia es la vida
para quien perece viviendo
o para quien vive pereciendo?
Rosa Mª Villalta Ballester